Muchas veces en nuestro trabajo se nos acumulan las tareas
haciendo que no nos sintamos capaces de cumplir con todo y entramos en esa
epidemia llamada “estrés”.
A continuación, lo normal es empezar a sufrir dolores de
cabeza o de espalda, bajada de ánimo o motivación. Podemos llegar a rendir
menos y sentirnos agotadas de manera continua.
Con la cabeza saturada, es muy difícil no caer en la
tentación de repasar una y otra vez mentalmente todo lo que tenemos pendiente.
Al hacer esto, perderemos tiempo y energía.
Como dice el reconocido neuropsicólogo William Stixrud; “El
cerebro se parece mucho a un ordenador. Podrás tener varias pantallas abiertas
en el escritorio, pero sólo serás capaz de pensar en una cada vez”.
Justamente en esto se fundamenta la técnica de Mindfulness o
Atención Plena: en vivir el momento ahora, el presente. Es decir, todo lo
contrario que hacemos cuando estamos en ese estado de estrés.
¿Alguna vez os habéis encontrado tan sumergidas en una
tarea que no concebíais el paso del tiempo? ¿En alguna ocasión te has llegado a
concentrar tanto en lo que estabas haciendo, que has dado un respingo cuando ha
entrado alguien en la habitación no has podido evitar dar un respingo?
Lo que conseguimos al practicar estas técnicas de atención,
es conseguir que éste sea nuestra mejor herramienta a la hora de hacer
cualquier cosa de la mejor manera posible, pudiendo así disfrutar de ello y no
tener estrés. Con esta ayuda nos hacemos más competentes, más eficaces y además
y notaremos que empezamos a tener tiempo para lo que realmente importa.
Contactaremos con nuestro presente, con nuestra intuición y
con toda esa creatividad que tenemos casi oculta en muchos casos.
Dirás que todo esto suena muy bien, pero cómo conseguirlo…Es
cierto que para muchas personas el estar más de unos minutos prestando atención
total a algo les resulta casi imposible. Tenemos la atención oxidada. Cualquier
estímulo nos puede hacer caer en el despiste a no ser que estemos haciendo algo
que nos gratifique de verdad.
Son muchas las prácticas que existen, hoy vamos a aprender 3
de ellas. Son complementarias, la una no excluye a las otras, así que cuantas
más incorpores a tu día a día, más rápidamente te harás con las riendas de tu
atención.
1.
Toma consciencia de tu respiración.
El secreto es tomar consciencia de nuestra respiración. Con
un par de minutos nos valdría. Observa tu respiración, y siente como el aire
entra y sale de tu cuerpo. Después podrás continuar con lo que estés haciendo
en ese momento.
2.
Gestiona tu tiempo
Aprende a gestionar tu tiempo. Hay formas muy sencillas y
que están disponibles de manera gratuita para que podamos conseguirlo.
Aprender a manejar nuestro tiempo es algo muy importante,
porque de no saber, no podremos prestar atención a lo que estamos haciendo si
no priorizamos primero. Gestiona el tiempo que vas a dedicar a cada actividad
en cada momento.
3.
Cuando te sientas angustiado/a o con ansiedad, observa
si está relacionado con tus pensamientos de “todo lo que tengo que hacer aun”.
Lo mejor es pararse,
pero pararse literalmente. Ahora dite a ti misma: “Aquí y ahora, las haré de
una en una”. Y después vuelve a lo que estabas haciendo. No olvides que las
tareas tenemos que hacerlas de una en una. Y por supuesto, el único momento en
el que podemos hacerlo es en el presente.