¿QUÉ ES LA REENCARNACIÓN?
Creer en la reencarnación significa creer en que el alma,
después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro para continuar otra vida
mortal. Según esta idea, las almas pasarían por ciclos de muertes y nuevas
reencarnaciones continuas. De este modo, un ser humano volvería a vivir en la
Tierra naciendo, en cada encarnación, como un nuevo ser. Por regla general, las
religiones judeo-cristianas no admiten la reencarnación, mientras sí creen en
ella las orientales, como el hinduismo y el budismo. También, la defienden la
mayoría de las escuelas filosófico-esotéricas.
La Ley del Karma
La creencia en la reencarnación se halla vinculada a la Ley
del Karma. Es decir, a la idea de que el comportamiento en esta vida genera
consecuencias que se pagan en otras. Así, las almas de los que hacen el mal,
por ejemplo, renacerían en cuerpos “inferiores”, como los de los animales. El
objetivo de este ciclo de reencarnaciones sería compensar los daños que
provocamos a fin de purificar el alma hasta llegar a la “iluminación”, un
estado evolucionado en el que el yo individual quedaría fundido con el alma
universal (Nirvana).
El tránsito después de la muerte
Este paso, que va de la muerte a la reencarnación, continúa
siendo un misterio. Algunas teorías dicen que ciertas almas demorarían más que
otras en reencarnar y que pasarían por estados intermedios de conciencia hasta
volver a manifestarse como materia.
LOS ARGUMENTOS EN CONTRA
A principios de siglo pasado, Sigmund Freud, el padre del
psicoanálisis, planteaba que no podemos tener un conocimiento sobre la muerte,
dado que carecemos de datos científicos al respecto, así como de relatos
verídicos que nos expliquen esta experiencia límite. Pues bien, ésta es una
postura como otras, y muchos pensadores y gente común se aferran a este
argumento para adherir a la idea de que la muerte es el final de la vida y que
nada hay en nosotros que sobreviva a la muerte física.
Las críticas a la teoría de la reencarnación se basan en
estos razonamientos:
1.- El fraude: la reencarnación está de moda. Muchos
prometen liberaciones kármicas, dado que parece ser un negocio rentable. ¿Qué
se puede responder a ello? Es cierto, hay muchos oportunistas esperando dar el
zarpazo, pero no todos los que trabajan en esta línea buscan otros beneficios
distintos de la entrega desinteresada en pos de la evolución espiritual del ser
humano.
2.- Criptomnesia: muchas de las supuestas regresiones
podrían tener este origen. Se trata de una alteración de la memoria, debido a
la cual, la persona puede elaborar una serie de fabulaciones. También, se dice
que, bajo regresiones espontáneas o inducidas a “supuestas vidas pasadas”, en
realidad, afloran de nuestro inconsciente recuerdos olvidados en lo más
profundo de nuestro psiquismo; tal vez, simples fantasías que exteriorizamos
cuando nos encontramos en un estado de sugestión como la hipnosis. Todos
esconderíamos, interiormente, otra personalidad oculta, distinta de la que
expresamos, una especie de “otro yo”, que afloraría en ocasiones como la
hipnosis.
3.- Memoria genética: cuando las personas se encuentran en
estados de conciencia alterada, pueden
recordar vivencias pasadas y atribuirlas a sí mismas; aunque, en realidad,
pueda ser falso.
Carl Jung, eminente psicoanalista y discípulo de Freud, fue
uno de los primeros en indagar sobre esta posibilidad de conectarse con lo que
él llamó “inconsciente colectivo”. Éste sería una especie de archivo donde se
almacenarían todas las vivencias de la Humanidad, las cuales constituirían algo
así como un alma colectiva. De allí, podríamos extraer información de
situaciones vividas por otras personas, ya fallecidas, que asumiríamos
erróneamente como propias.
4.- Percepción extrasensorial: el principal fenómeno que se
atribuye a los casos de regresión como posible explicación es la comunicación
telepática, sea con el hipnotizador o con otras personas cercanas que, de
alguna manera, han leído o vivido la experiencia y, simplemente, la
“transferirían” a la mente de quien la percibe, que la toma como si fuera
propia.
LAS PRUEBAS A FAVOR
Aun aceptando lo anterior, existe, también, copiosa
literatura que habla a favor de la reencarnación.
En Occidente, se han investigado las vidas pasadas de
algunas personas por medio de regresiones hipnóticas y se ha comprobado su
veracidad. El primer intento científico serio lo hizo el psiquiatra Arthur
Guirdham, quien analizó, durante más de 25 años, los sueños de una paciente que
recordaba una encarnación en el siglo XIII. Los resultados fueron publicados en
el libro Cátaros y Reencarnación y sus ideas provocaron gran polémica.
En 1960, un conocido psiquiatra norteamericano, el Dr. Ian
Stevenson, comenzó a publicar una serie de casos de niños que espontáneamente
recordaban vidas pasadas. Él, con su grupo de investigación, tuvo conocimiento
de aproximadamente 600 casos, de los cuales investigó exhaustivamente 20,
publicados en su famosa obra 20 Casos que hacen pensar en la Reencarnación.
Más tarde, en 1965, una psiquiatra suiza, actualmente
radicada en EE.UU., Elisabeth Kübler-Ross, inició una serie de observaciones
clínicas sobre personas moribundas, cuyos resultados están contenidos en su
obra La Muerte y los Moribundos. El contacto con miles de personas en sus fases
terminales le dio a la Dra. Kübler-Ross el inmenso beneficio de tener un
contacto vivencial directo.
Gracias a él, halló dos cosas importantes que cambiarían su
vida. Por un lado, la comprensión de la gran sabiduría que adquieren las
personas al momento de morir (cuando se hace un acompañamiento adecuado). Y por
otro, la certeza de que, cuando sobreviene la muerte física, no todo acaba;
así, comprobó que, en las personas declaradas clínicamente muertas, su
conciencia aún vivía.
En este mismo sentido, una de las investigaciones más
profundas se debe a Raymond A. Moody, filósofo y psiquiatra norteamericano, que
publicó, en 1975, un libro que se convirtió en best-seller, Vida después de la
Vida. En él, se describe paso a paso lo que recuerdan miles de personas sobre
lo que sucede después de la muerte.