miércoles, 9 de agosto de 2017

NIÑOS CON PODERES FUERA DE LO NORMAL


Las tradiciones populares son muy sabias, una de ellas afirma que ciertos sucesos producidos durante el embarazo o parto, indicarían que el niño tendrá gracia, es decir, un don especial para ver las cosas que otros no pueden ver o para curar determinadas enfermedades. Lo que para unos, en el ámbito urbano, es un ejemplo más de superstición o de leyenda, para otros, en el ámbito rural, es el resultado de la observación de estos hechos a lo largo de los años.
Un signo característico es llorar en el vientre materno, más bien que la madre oiga o sienta al niño llorar dentro de su vientre. Durante el siglo XVIII en España se creía firmemente que aquellos fetos que lloraban tres veces en el vientre de su madre y ésta guardaba su secreto hasta el momento del nacimiento, se convertían en saludadores, unos curanderos capaces de sanar, entre otros males, la hidrofobia. De lo contrario, si era una bocazas y lo contaba a sus vecinas su futuro hijo perdería la gracia otorgada por los cielos.
También hay otros signos que la tradición atribuye al origen de la gracia y que pueden ir acompañados al llanto, como es nacer con velo, manto de la virgen, camiseta, toquilla o zurrón. Se trataría, al parecer de una forma de describir la inusual envoltura que acompaña al niño en el momento de salir al exterior, con las membranas de la placenta o el recubrimiento llamado lanugo, que protege al recién nacido de la pérdida de calor.

Además de todo ello, el niño o la niña puede presentar unas marcas en el paladar que reciben el nombre de Cruz de Caravaca, Rueda de Santa Catalina, formadas por extraños símbolos que indicarían un origen sobre natural, un elemento de protección mágica. 

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